Marcos Loayza cree que el cine boliviano pasa "uno de sus momentos más tristes"

por © Marina Durán-NOTICINE.com
Marcos Loayza (dcha) junto a su hijo, el también cineasta Alejandro Loayza
Marcos Loayza (dcha) junto a su hijo, el también cineasta Alejandro Loayza
El cineasta Marcos Loayza ha tomado la decisión de alejarse de la Fundación Cinemateca Boliviana después de más de una década de participación activa en la institución. Loayza, quien fungió como presidente de la fundación durante casi dos años alrededor del año 2011, explica que su renuncia se debe a discrepancias en los criterios de progreso de la entidad, que fue establecida el 12 de julio de 1976 como Fundación Cinemateca de La Paz y luego cambió su nombre a Fundación Cinemateca Boliviana en septiembre de 1977. Igualmente, muestra su pesimismo respecto de la situación del cine nacional, que -en su opinión- vive "uno de sus momentos más tristes" por la pasividad de gubernamental ante el desarrollo de la Ley de Cine, dictada en 2018.

"Falta que las autoridades se pongan de acuerdo en el reglamento. Ojalá que la nueva Ministra de Cultura tenga una mayor sensibilidad y una visión más proactiva respecto a nuestro cine", explica el cineasta a Los Tiempos. En este sentido, destaca la importancia del apoyo de instancias como Ibermedia, señalando que es el fondo más importante con el que cuentan los cineastas en Bolivia, aunque lamenta la falta de fondos de contrapartida nacionales para realizar coproducciones.

Marcos Loayza enfatiza la necesidad de un mayor compromiso institucional y gubernamental para impulsar el desarrollo del cine boliviano, subrayando que son pasos fundamentales para alcanzar este objetivo la consolidación de la Cinemateca Boliviana y la promulgación de la ley del cine, la cual fue creada con la finalidad de establecer políticas que contribuyan a desarrollar, fomentar y proteger la actividad cinematográfica y arte audiovisual boliviano.


 
Respecto de su renuncia a la Cinemateca Boliviana, el autor de películas tan importantes para el cine nacional como "Cuestión de fe", "Escrito en el agua", "El Corazón de Jesús" o "El estado de las cosas" la justifica porque "existen puntos de vista muy distintos y opuestos respecto a la urgencia y la necesidad de institucionalizar la Cinemateca Boliviana", lo que ha dificultado el avance en este aspecto a lo largo de los años. Sin embargo, el cineasta cree firmemente en la importancia del ordenamiento institucional para cualquier organización, afirmando que "los documentos constitutivos, las constituciones, estatutos y reglamentos se hacen para cumplirlos".

Uno de los temas que Loayza destaca es la necesidad de que la Cinemateca Boliviana deje de depender exclusivamente de la venta de taquilla para subsistir. Él considera que es esencial diversificar las fuentes de ingresos, incluyendo la venta de artículos, alquiler de espacios, prestación de servicios, entre otros, para garantizar la sostenibilidad financiera de la institución.

En cuanto a la preservación del patrimonio documental fílmico y audiovisual boliviano, Loayza reconoce que el trabajo realizado hasta el momento ha sido insuficiente debido a las limitaciones de recursos y apoyo. Asimismo, expresa su preocupación por la situación actual del cine boliviano, describiendo un panorama de escasa producción y falta de vigencia de la ley del cine que afecta negativamente a la industria cinematográfica del país: "Pasamos uno de los momentos más tristes, con poca producción, sin la vigencia de la ley y que las autoridades paran. Van a ser más de cinco años que estamos así".

Marcos Loayza enfatiza la necesidad de un mayor compromiso institucional y gubernamental para impulsar el desarrollo del cine boliviano, subrayando que son pasos fundamentales para alcanzar este objetivo la consolidación de la Cinemateca Boliviana y la promulgación de la ley del cine, la cual fue creada con la finalidad de establecer políticas que contribuyan a desarrollar, fomentar y proteger la actividad cinematográfica y arte audiovisual boliviano.

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